lunes, 7 de noviembre de 2016

CINCO REYES PARA UN REINO

Desde 1831 se han sucedido cinco reyes: 
Leopoldo I (1831-1865): asegura la independencia del país, contra las ambiciones, por ejemplo, de Napoleón III. Antes, Bélgica evitó las revoluciones de 1848 y su consecuente reacción. La vida política se organiza en torno a la oposición entre liberales y católicos.
Leopoldo II (1865-1909): En 1890 entrega el Congo, que era su propiedad personal, a Bélgica. En el interior, los católicos abren la guerra contra la escuela laica, creada en 1879; leyes sociales responden al fuerte movimiento obrero; en 1893 se instaura el sufragio universal.
Alberto I (1909-1934): El país está ocupado, el "rey caballero" se marcha a La Haya y el ejército continúa el combate contra los aliados. Las posguerra será testigo de la reconstrucción, crisis políticas, que se oponen a católicos, liberales y socialistas, la afirmación de Flandes.
Leopoldo III (1934-1940/1950): bajo su reinado, la crisis favorece la subida del nacionalismo flamenco y un movimiento fascita, el "rexismo". En 1940, el rey permanece en la Bélgica ocupada; es declarado "incapacitado para reinar": el príncipe Carlos, resistente activo, se convierte en regente. Tras la guerra, el "tema real" divide al país. Concluye con la abdicación real en 1950.
Balduino I ( 1951-1993): preside la difícil independencia del Congo y hereda los enfrentamientos entre Flandes, católica y conservadora, y Valonia, francófona y socialista. En 1970, la "cuestión linguistica" implica la regionalización; más adelante, en 1988, la ley convierte el país en una "monarquía federal".

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