Victoria de Inglaterra, esposa antes que madre.
Victoria 1819-1901
La reina Victoria de Inglaterra estuvo muy enamorada de su esposo y primo, el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, al que conoció a la edad de 16 años. Se casaron cuando ella contaba con 21 años, al parecer el, no estaba muy enamorado de ella, pero tuvo que aceptar el matrimonio y con el paso de los años, demostró ser enormemente feliz.
De su unión nacieron nueve hijos que ocuparon un lugar muy secundario en el corazón de la reina, tanto que, una vez viuda, escribió a un miembro de la rama germana de los Hannover «No hallo ninguna compensación en la compañía de mis hijos. Es más, pocas veces me encuentro a gusto con ellos. Me pregunto porque ha tenido que dejarme Alberto y ellos continúan a mi lado ...»
Alexandrina Victoria como así la bautizaron, nació el 24 de mayo de 1819 en el palacio de Kensington, Londres, única hija, del príncipe Eduardo, duque de Kent y Strathearn y cuarto hijo varón del rey Jorge III y de Victoria de Sajonia-Coburgo-Saalfeld.
El duque de Kent, vivía exiliado en Bruselas, retirado del ejercito desde 1803, hundido en un centenar de deudas pero recibiendo una renta del Parlamento Británico, cuando conoció a la princesa Leiningen de 31 años, viuda del príncipe Emilio Carlos de Leiningen, con el que había tenido dos hijos, Carlos y Feodora, de 12 y 9 años. La pareja ducal contrajo matrimonio, en el palacio de Kew, el 11 de julio de 1818.
En 1820, cuando Victoria contaba tan solo 8 meses de edad, su padre, el duque de Kent, fallece de una fulminante neumonía, y seis días después, el 29 de Enero en el castillo de Windsor, donde estaba confinado desde 1811 por permanentes enfermedades mentales, muere su abuelo, el rey Jorge III, ciego y loco. Hay que recordar que Jorge III se caracterizó por sus conflictos militares. A comienzos de su reinado, derrotó a Francia en la guerra de los siete años, pero por lo que siempre se le recordaría en Gran Bretaña fue por la perdida de sus colonias americanas, convirtiéndose éstas, en los Estados Unidos.
Desde 1811, después de la recaída final de Jorge III, su primogénito Jorge, príncipe de Gales, y tío de Victoria, gobernaría como regente hasta su muerte, sucediéndole en el trono, con el nombre de Jorge IV. Éste pasaría a ser recordado como príncipe y monarca extravagante.
Victoria era entonces la tercera en la línea sucesora, teniendo muchas probabilidades de ascender al trono, debido a que sus otros dos tíos, el duque de York no tenía descendencia, y llevaba 30 años separado de su esposa, y el duque de Clarence, tampoco tenía descendencia. Pero fue ese mismo año cuando la duquesa de Clarence dió a luz una niña Isabel Georgiana, que moriría 3 meses más tarde, víctima de convulsiones, al año siguiente en 1822 la duquesa volvió a dar a luz, a un par de gemelos que nacerían muertos y la dificultad del parto la dejaría incapacitada para volver a concebir.
A la edad de 3 años, Victoria estaba nuevamente en la primera fila de sucesión. El vacío paternal fue suplido por el enérgico temperamento de la madre, nieta de Jorge III y del duque de Sajonia-Coburgo-Saafeld Duque reinante del pequeño estado Alemán.
La pequeña Princesa Inglesa hablaba únicamente alemán, idioma materno de su madre e institutriz. Cuando se hizo evidente que algún día podría ocupar el trono, se ven en la imperiosa necesidad de enseñarle el Inglés lo antes posible. Su educador fue el Reverendo Jorge Davys.
La vigilancia sobre la pequeña era tan dictatorial que cuando llegó a la adolescencia, todavía no había podido dar un paso en el palacio sin la compañía de su institutriz, educadores, o de su misma progenitora, más tarde demostraría su rebeldía, si no se ganaban primero, su respeto o cariño.
Cuando se informó a la princesa a este respecto, mostrándole un árbol genealógico de los soberanos ingleses que terminaba con su propio nombre, Victoria permaneció callada un buen rato y después exclamó: "Seré una buena reina". Apenas contaba diez años y ya mostraba una presencia de ánimo y una resolución que serían cualidades destacables a lo largo de toda su vida.
El 26 de junio de 1830, muere el rey Jorge IV, sucediéndole el duque de Clarence como rey Guillermo IV, sin descendencia legitima, Victoria entonces, se convirtió con 11 años, en la futura heredera del trono. Para ello se promulgó la Ley de Regencia, la cual estipulaba que la duquesa de Kent, madre de Victoria, sería Regente del reino durante la minoría de edad de la futura reina, con ésta ley, ignoraban el precedente de Jorge IV y el Parlamento no creó ningún Concilio para limitar los poderes de la eventual Regente.
A la muerte de Guillermo IV, el 20 de junio de 1837, el arzobispo de Canterbury se arrodillaba ante la joven Victoria para comunicarle oficialmente que ya era reina de Inglaterra.
Ese mismo día, Victoria escribió en su diario: "Ya que la Providencia ha querido colocarme en este puesto, haré todo lo posible para cumplir mi obligación con mi país. Soy muy joven y quizás en muchas cosas me falte experiencia, aunque no en todas; pero estoy segura de que no hay demasiadas personas con la buena voluntad y el firme deseo de hacer las cosas bien que yo tengo".
Ese mismo día, Victoria escribió en su diario: "Ya que la Providencia ha querido colocarme en este puesto, haré todo lo posible para cumplir mi obligación con mi país. Soy muy joven y quizás en muchas cosas me falte experiencia, aunque no en todas; pero estoy segura de que no hay demasiadas personas con la buena voluntad y el firme deseo de hacer las cosas bien que yo tengo".
La solemne ceremonia de su coronación tuvo lugar en la abadía de Westminster el 28 de junio de 1838.
Ella tenía 18 años, por lo tanto, no fue necesaria una regencia. Como la Ley Sálica imperaba en Hannover, este trono pasó a su tío menor, el duque de Cumberland, terminando así la unión entre el Reino Unido y Hannover que existía desde 1714, de ésta manera, mientras la joven reina no tuviera hijos, el duque de Cumberland sería su heredero. Las relaciones con otras naciones, no la iban a ser dificiles pues desde que nació, estaba emparentada con las casas reales de Alemanía, Dinamarca, Noruega, Suecia y Rumanía.
Las tensiones con su madre, se hicieron más perceptibles a partir de su ascenso al trono, lo cual sorprendería a los miembros del consejo preguntándoles si, como reina podía hacer lo que le viniera en gana, ellos, se lo afirmaron positivamente. Cuentan que, con un delicioso ademán juvenil, ordenó a su madre que la dejase sola una hora, y se encerró en su habitación. Cuando regresó volvió a dar otra orden, está fue que desalojasen inmediatamente de su alcoba el lecho de la absorbente baronesa Lehzen, pues en adelante no compartiría su alcoba. Su autoritaria madre, nada pudo hacer, su hija, impondría el suyo de tal manera que Victoria marcaría su inconfundible carácter a toda una época denominada, Victoriana.
Por aquel entonces, el gobierno lo dominaban los Whig, el Primer Ministro, vizconde de Melbourne, Lord Melbourne, ejerció desde el comienzo una importante influencia sobre la inexperta soberana, éste era un hombre rico, brillante y dotado de una inteligencia superior, temperamento sensible y afable, unas cualidades que encantaron a la nueva e inexperta soberana, acudiendo a él constantemente para solicitar ayuda y consejos, se rodearía de damas que compartían las ideas liberales expresando su deseo de no ver jamas a los "torys" (conservadores), los adversarios políticos de los Shig, pasaron a ser sus enemigos. De esa manera, dependía completamente del extraordinario caballero, confiando de poder dejar los asuntos de gobierno en sus manos, tanto fue así que en los primeros meses de su reinado, algunas malas lenguas se referían a la reina como "la Sra. Melbourne".
Pero debido a los acontecimientos en las colonias británicas, rebeliones en Canadá y Jamaica, las autoridades locales protestaban contra las medidas inglesas que no reconocían como leyes dictadas por el parlamento, Melbourne se vio en la obligado a dimitir, por su incapacidad para controlar todos los contratiempos que surgieron.
Victoria no lo permitió, realizó una serie de negociaciones y pactos, sacando a relucir su genio y tozudez de tal manera que, Lord Melbourne regresó al lado de la reina y con él, la felicidad, pero pronto sería desplazado por una nueva influencia.
En 1839, el mercado de opio por parte de Inglaterra y Estados Unidos, se convirtió en un gran conflicto, pues generó una epidemia de adictos en China, la guerra del opio, Lin Hse Tsu, emperador de China, viendo la epidemia que se había creado de adictos, envió una carta a la reina Victoria pidiéndole que no traficara más opio. La reina Victoria entonces, respondió enviándole a la Armada Británica. Muchas fortunas se basaron en éste narcotráfico.
La unión prevista desde hacía mucho tiempo, determinada por los intereses de Inglaterra, entre Victoria y su primo, el alemán Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, se hizo realidad el 10 de febrero de 1840, en la Capilla Real del palacio de St. James, Londres.
En 1839, el mercado de opio por parte de Inglaterra y Estados Unidos, se convirtió en un gran conflicto, pues generó una epidemia de adictos en China, la guerra del opio, Lin Hse Tsu, emperador de China, viendo la epidemia que se había creado de adictos, envió una carta a la reina Victoria pidiéndole que no traficara más opio. La reina Victoria entonces, respondió enviándole a la Armada Británica. Muchas fortunas se basaron en éste narcotráfico.
La unión prevista desde hacía mucho tiempo, determinada por los intereses de Inglaterra, entre Victoria y su primo, el alemán Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, se hizo realidad el 10 de febrero de 1840, en la Capilla Real del palacio de St. James, Londres.
El era uno de los pocos hombre jóvenes que Victoria había tratado en su vida y el primero con el que se le permitió conversar a solas. Cuando se convirtió en su esposo, ni la predeterminación ni el miedo al cambio que suponía la boda impidieron que naciese en ella un sentimiento de auténtica veneración hacia aquel hombre no sólo apuesto, exquisito y atento, sino también dotado de una fina inteligencia política.
Cuatro días antes de la ceremonia, la reina le otorgó a su futuro esposo, el tratamiento de Su Alteza Real, por lo que Alberto sería conocido como el "Príncipe Consorte", aunque formalmente el título lo obtuvo en 1857.
De éste enlace feliz, plácido y hogareño, se ha sabido que Alberto fue un marido ejemplar y nunca llegó a faltar a sus votos nupciales. Para Victoria un marido perfecto y compañero ideal, por el que sustituyó a Lord Melbourne en el papel de consejero, protector y delegado, en el ámbito de la política, ejerciendo su misión con tanto acierto que la soberana, aún inexperta y necesitada de ese apoyo, no experimento pánico alguno cuando remplazaron a Melbourne al frente del gabinete.
Durante su matrimonio, nacieron 9 hijos: cuatro varones y 5 mujeres.
- La princesa Victoria, princesa real (n. palacio de Buckingham, 21-11-1840 - m. Friedrichshof, Alemania, 5-8-1901), creada Princesa Real (Princess Royal); casada en 1858 con Federico III, emperador de Alemania y rey de Prusia.
- Rey Eduardo VII (n. palacio de Buckingham, 9-11-1841 - m. palacio de Buckingham, 6-5-1910), sucesor de su madre.
- La princesa Alicia (n. palacio de Buckingham, 25-4-1843 - m. Neues Palais, Darmstadt, 14-12-1878), casada en 1862 con Luis IV, Gran Duque de Hesse y del Rin. Su hija, Alejandra, se casaría con su primo el Zar Nicolás II
- El príncipe Alfredo, duque de Sajonia-Coburgo-Gotha y de Edimburgo (n. castillo de Windsor, 6-8-1844 - m. Schloss Rosenau, Coburgo, 30-7-1900), duque de Sajonia-Coburgo-Gotha al suceder a su tío paterno (22-8-1893). Casado en 1874 con María Alexandrovna, hermana del Zar Alejandro III. Su hija María se casaría con Fernando I de Rumanía.
- La princesa Helena (n. palacio de Buckingham, 25-5-1846 - m. Schomberg House, Londres, 9-6-1923), casada en 1866 con el príncipe Christian de Schleswig-Holstein-Sonderburg-Augustenburg.
- La princesa Luisa (n. palacio de Buckingham, 18-3-1848 - m. palacio de Kensington, 3-12-1939), casada en 1871 con John Campbell, 9º duque de Argyll.
- El príncipe Arturo, duque de Connaught y de Strathearn (n. palacio de Buckingham, 1-5-1850 - m. Bagshot Park, Surrey, 16-1-1942), creado duque de Connaught, de Strathearn y conde de Sussex (1874). Casado en 1879 con Luisa Margarita de Prusia.
- El príncipe Leopoldo, duque de Albany (n. palacio de Buckingham, 7-4-1853 - m. Cannes, Francia, 28-3-1884), creado duque de Albany, conde de Clarence y barón Arklow (1881). Casado en 1882 con Elena de Waldeck-Pyrmont.
- La princesa Beatriz (n. palacio de Buckingham, 14-4-1857 - m. Brantridge Park, Balcombe, Sussex, 26-10-1944), casada en 1885 con el príncipe Enrique de Battenberg y madre de la futura reina Victoria Eugenia de España.
Con todas las uniones conyugales en Europa, de hijos y nietos con otros monarcas, a Victoria se le daría el título popular de "la Abuela de Europa". Sin embargo, al ser portadora de hemofilia, transmitió el gen defectuoso a todos sus descendientes (por estar ligada al cromosoma X). El portador más conocido de dicha enfermedad fue el zarevich Alexis.
El prestigio de la corona fue restaurado, gracias a la habilidad política del príncipe Alberto, quién sin duda había pasado a ser el verdadero rey en la sombra.
En 1861 Victoria atravesó el más trágico período de su vida, su madre, la duquesa de Kent fallecía y el 14 de diciembre su amado esposo, compañero, amigo, consejero, y el hombre que había sido su guía y soportado con ella el peso de la corona.
Tal y como ella había animado a su marido para trabajar sin descanso al servicio del país, la soberana reaccionó con entereza asombrosa, desde ese instante hasta su muerte, Victoria nunca dejó de dar muestras de su férrea voluntad y de su enorme capacidad para dirigir con aparente facilidad los destinos de Inglaterra.
Su figura redonda, fue cubierta por un luto que no desapareció durante el resto de su vida, de tal manera que ganó el apodo de "Viuda de Windsor".
Con el paso de los años, Victoria comenzó a confiar en un criado escocés, llamado John Brown, al que alegan que hubo una relación romántica e incluso un matrimonio secreto. Un diario recientemente descubierto registra una supuesta confesión en su lecho de muerte del capellán privado de la reina, quien habría admitido a un político que él había presidido un matrimonio clandestino entre Victoria y John Brown. No todos los historiadores confían el autenticidad del diario. Sin embargo, cuando el cadáver de Victoria fue colocado en el ataúd, le acompañaban dos recordatorios conforme a su deseo. Al lado derecho, uno de los vestidos de gala de Alberto, mientras que en su mano izquierda se fijó un pedazo del cabello de Brown, junto con un retrato de él. Los rumores de un romance y una unión secreta le ganaron a victoria el apodo de "Señora Brown"
Durante las últimas tres décadas de su reinado, Victoria llegó a ser un mito viviente y la referencia obligada de toda actividad política en la escena mundial. Su imagen pequeña y robusta, dotada a pesar de todo de una majestad extraordinaria, fue objeto de reverencia dentro y fuera de Gran Bretaña. Su apabullante sentido común, la tranquila seguridad con que acompañaba todas sus decisiones y su íntima identificación con los deseos y preocupaciones de la clase media consiguieron que la sombra protectora de la llamada Viuda de Windsor se proyectase sobre toda una época e impregnase de victorianismo la segunda mitad del siglo.
Su vida se extinguió lentamente, con la misma cadencia reposada con que transcurrieron los años de su viudez. Cuando se hizo pública su muerte, acaecida el 22 de enero de 1901, pareció como si estuviera a punto de producirse un espantoso cataclismo de la naturaleza. La inmensa mayoría de sus súbditos no recordaba un día en que Victoria no hubiese sido su reina.
El 28 de Marzo, de 2010, se publicaba en Días de Historia, "El amor oculta de la reina Victoria y su sirviente indio:
Publicaron cartas de la relación secreta de la monarca británica con el hindú Munshi Abdul Karim.
El periódico inglés Daily Telegraph, que da cuenta del archivo, indica que el rápido ascenso de Karim dentro del Palacio de Buckingham despertó la sospechas de muchos cortesanos y miembros de la Familia Real, acerca del romance de ambos.
El militar indio arribó a Londres en 1887 a la edad de 24 años y en poco tiempo se volvió la mano derecha de la monarca británica, llamado como el "John Brown indio", en alusión a otro de los protegidos de Victoria.
El Telegraph informó que por décadas se trató de ocultar la relación que mantenía la reina con su sirviente indio y agregó que los rumores fueron tan fuertes, que el primogénito de la soberana, el rey Eduardo VII, obligó a Karim a quemar todas las cartas secretas que le había enviad a la reina.
En una serie de escritos autobiográficos del sirviente indio, éste dijo sentir un amor "maternal" con Victoria, a quien llamaba "Reina Emperadora" o "Gran Emperadora".
"Mientras escribo mi vida no puedo dejar de pensar en los muchos honores que me dio Su Majestad. Rezo al Todopoderoso para que siempre bendiga a nuestra Reina Emperadora", agregó Karim. Su impacto en la Casa Real británica fue inmediato.
El sirviente indio introdujo el curry al menú real y comenzó a enseñarle urdu a la reina Victoria.
Un año después de su llegada Victoria estaba tan "encandilada" con su sirviente, que lo nombró "Munshi y Paje Indio a la Reina Emperatriz por un salario de 12 libras al mes".
El sirviente comenzó a acompañar a Victoria en sus giras por Europa, donde fue presentado a primeros ministros, reyes y miembros de la nobleza. Poco después Karim contaba con sus propios sirvientes y para 1893 utilizaba el carruaje privado de la monarca, dijo el diario.
Sea como fuere, he aquí la historia de una reina Inglesa cuyo reinado duró 64 años, representando el reinado más largo de la historia de Inglaterra.
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