La identidad de la nación polaca se remonta al siglo X: al reino de Mieszko I, jefe tribal y fundador de la dinastía de los Plast, que dura cinco siglos; y a la instauración del catolicismo, verdadero cimiento cultural, bajo su dinastía. Las primeras instituciones jurídicas y políticas datan del siglo XIV, época en la que el rey Casimiro I (1330-1370) instala la capital en Cracovia.
Al final del siglo XIV, la dinastía de los Jagellón, los grandes duques lituanos, toma el poder. El país está gobernado en unión personal con el gran ducado. En el siglo XVI, la Reforma protestante aparece en el reino: las conversiones se producen, principalmente, entre los nobles y los lituanos más ricos.
En 1569, el último Jagellón fallece sin dejar heredero. Por el tratado de Lublín, la nobleza polaca y los principales lituanos crean un Estado único: la República Unida de Polonia-Lituania. Este régimen durará hasta 1795.
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Así, en el siglo XVIII, varios candidatos se han opuesto a la sucesión al trono, apoyados por clanes y estados extranjeros. Los primeros cuarenta años del siglo están marcados por los conflictos entre Augusto II (apoyado por Rusia) y Estanislao I Lesczynski (apoyado por Suecia); luego entre Augusto III (candidato de los rusos) y el mismo Estanislao, apoyado vanamente por Francia durante la guerra de Sucesión de Polonia.
Estanislao Augusto Poniatowski
La causa inmediata del reparto es el reinado de Estanislao Augusto Poniatowski (1764-1795). Este rey, un noble polaco elegido, no obstante, gracias a la protección de la emperatriz Catalina II, resulta ser un espíritu patriota y modernista, que resuelve levantar a su país del estado de decadencia política, cultural y económica. Bajo su dirección se forman una comisión del Ejército y una comisión del Tesoro en los dos estados que configuran Polonia (el reino de Polonia propiamente dicho y el gran ducado de Lituania).
Asimismo se funda una escuela de cadetes; se aumentan los impuestos, y se suspende el liberum veto.
Sin embargo, Rusia tiene interés en conservar una Polonia débil, sobre la que pueda ejercer su influencia y debe actuar deprisa.
En 1766, Catalina manda intervenir a sus tropas, que restablecen el liberum veto y refuerzan los privilegios nobiliarios para frenar la recuperación. Pero los patriotas no se arrodillan: buscan la ayuda de Francia contra Rusi y valiéndose de este apoyo, constituyen la Confederación de Bar (1768-1772) que inicia su lucha contra las tropas rusas.
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